Ir al contenido principal

Diario de vacaciones (I)

Estamos de vuelta en Madrid, al menos de forma temporal. La primera parte de nuestras vacaciones ha terminado. Unos días en la sierra y un par de semanas en la playa y, en medio, un par de días en la ciudad para la boda de mi hermano. Unas semanas muy completas, lejos de las rutinas invernales. En agosto volveremos a marcharnos, así que mi descanso blogueril aún no ha terminado, pero aprovecho el paréntesis vacacional para reaparecer por aquí.



Han sido las vacaciones más relajadas desde que hemos sido padres. No sé por qué, ya que los niños no han parado. Tal vez nosotros andábamos con un ánimo más tranquilo y con ganas de disfrutar. Y eso se nota. ¿Qué hemos hecho? Pues lo que tantísimas familias: bañarnos en el mar, hacer castillos de arena, pasear, tomar helados e incluso mi marido y yo hemos tenido un par de ratitos para nosotros... No suena muy exótico, pero qué bien sienta, ¿verdad?

El pequeño es el que más ha disfrutado. Ni pizca de miedo. Le encantaba meterse en el agua y gatear por la orilla, llenarse el pelo de arena, golpear los cubos con la pala, probar los platos de todo el mundo. En casa somos muy dados a inventar continuamente nuevos motes. Este verano el pequeño se ha ganado a pulso el sobrenombre de Cristóbal Colón debido a su nueva forma de comunicación: señalar con el dedo. Se ha pasado todas las vacaciones con el dedo alzado, señalando lo que quería comer o beber, a dónde quería ir, qué persona debía de hacerle caso, o simplemente, mostrarnos todo aquello que le llamaba la atención (que era casi todo, porque a los 15 meses los niños viven en un perpetuo asombro). Si a eso le sumamos que ha aprendido a decir su nombre, "papá" y "agua", entenderéis que su nivel de comunicación se ha ampliado considerablemente.
 
 
 
El mayor se ha despedido del pañal de la siesta y acaba de pedirnos que le quitemos también el de la noche. Ha probado comidas nuevas, ha subido en una montaña rusa (aunque no le ha gustado la experiencia) y el mundo se ha vuelto un continuo "¿por qué?" para averiguar cómo funciona todo. ¿Qué tendrá el verano que los niños avanzan tanto en esta época? ¿Será el cambio de ambiente, la sensación de libertad, la volatilización de los horarios, que pasamos más tiempo con ellos?
 
Y los adultos lo hemos disfrutado también. Mi marido nos ha llevado a puertos pesqueros y deportivos a ver barcos (le encantan) y ha hecho castillos en la arena y yo he leído mucho (¡bieeeeen!) y he mandado a paseo la dieta. Y, como decía antes, incluso hemos tenido algún ratito para nosotros solos, que también se agradece.
 

Nos ha dado mucha pena volver a casa, pero por suerte dentro de nada volveremos a irnos.

¡Espero que vosotros estéis disfrutando también de vuestras vacaciones!
 
 
¿Te ha gustado este post? No te pierdas nada y suscríbete por email. Recibirás gratis una Guía de lectura para niños de 0 a 3 años: